miércoles, 10 de abril de 2013

La montaña y el río

 
 
Que maravilloso es que tu jefe se preste a oír tu propuestas.
Te documentas
Te preparas una presentación.
Expones las bondades de la nueva opción.
Argumentas las mejoras sobre el modelo actual.
 
Y te dice que aunque es interesante, la forma de trabajar actual funciona, se lleva haciendo así mucho tiempo y (palabras textuales): "¿Para qué necesitamos cambiar?".
 
¿Quizás para evolucionar?
Si no hubiéramos realizado cambios, seguiríamos siendo nómadas.
 
¿Quizás para evitar quedarnos obsoletos?
Hoy en día se lee más en digital que en papel.
Tener una web propia es casi tan necesario como el NIF.
El acceso por los dispositivos móviles es casi mayor que el resto de accesos.
 
¿Quizás para ahorrar costes?
Si no se hubiera pasado de la producción manual a la producción en cadena, no se habría reducido el valor de producción.
 
Muchas veces, cuando se proponen cambios hay que asumir que a quien se les proponen son como montañas.
Altas, firmes, inamovibles.
Por mucho que ofrezcamos y muy buenos que sean esos cambios, no van a cambiar a la montaña.
 
En cambio, en vez de ir en contra de ella, hay que ser como un río.
Tranquilo, paciente y persistente.
Comenzando el cambio por puntos pequeños (nosotros mismos) y desarrollando con paciencia (otros compañeros del área, otras áreas), se irá formando un sendero que terminará haciendo huella en montaña.
 
Pues ni la montaña más dura, permanece indemne al paso constante del cauce de un río.
 


1 comentario:

  1. Pues ya lo dijo Mahoma, si la montaña no viene a Mahoma, Mahoma va a la montaña.

    La Gestión del Cambio es un tópico, con mucha miga y pese a la cantidad de teoría y casos que se han analizado, sigue siendo complejo establecer un cambio y siempre hay "poyaques".

    La mejor receta para facilitar el cambio es la parábola de Peter Senge (La Quinta Disciplina) conocida como Hervir la rana.

    Si pretendes cocinar una rana viva ocurre que si la pones en una olla hirviendo, la rana saltará y será una tarea imposible, por muy bien que la ejecutes.
    Sin embargo, si la colocas en agua tibia, luego calentita, la rana se relaja, vas subiendo progresivamente el fuego... entonces la rana se queda frita y puedes conseguir cocinarla !!!

    Esta lectura es muy aplicable al cambio, todo cambio radical está muy cerca del fracaso, por bueno que sea ese cambio. Por contra, si hacemos bien el cambio, de forma suave, gradual, informando a la gente, vendiendo bien las ventajas, arrastrando a todos, escogiendo líderes para impulsar ese cambio y estableciendo nuevos objetivos o incentivos por las ventajas que trae, el cambio tiene muchas probabilidades de éxito !!!

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